«Diego»
Nunca me llevé bien con apodarlo Dios a Diego. Y no por una cuestión de blasfemia ni nada parecido. Los dioses generan una distancia y, además, tienen capacidades especiales, como los superhéroes que uno ya no sabe si son valientes o si tienen tanta fuerza que así cualquiera. Pero cuando pienso que Diego fue uno de nosotros, sí que me parece increíble…
Está presente en todas las referencias: los momentos más felices, los más amargos, los más luminosos y los más oscuros, los más graciosos y los más ocurrentes. Los que crecimos junto a Maradona fuimos testigos de algo que en el mundo casi no se ve: rebeldía y perfección, juntas.
Ahora el mundo es mucho más común.
En el cielo argentino Diego está feliz, libre de demonios y reunido con Don Diego y la Tota.