«Sábato»

Ernesto Sábato. Por sus novelas, descubrí que la lectura es una puerta abierta: a la historia, al existencialismo, a la introspección. «Sobre héroes y tumbas» cambió para siempre mi forma de leer y me facilitó llegar a obras transformadoras como «Crimen y castigo».

Por «Abaddón el exterminador» descubrí la magnitud del Che y eso, también, fue transformador.

Siempre tuve la sensación de que Don Ernesto tenía roto el dispositivo que trae nuestro cerebro para hacernos olvidar del dolor ajeno.

Un día fui hasta su casa (austera y medio invadida por enredaderas y gomeros) en Santos Lugares, para agradecerle en persona. No lo pude ver… ya era muy viejo y estaba durmiendo. Vuelvo a intentar un encuentro con este cuadro.