Cielo argentino
El cielo como morada de los que partieron es siempre un recorte. Según quien lo piense, estará habitado de distintas maneras, por ángeles, santos, seres queridos, amigos, ídolos… Y está muy difundida la idea de que se llega a él por el camino del bien.
Sucede que el bien es otro recorte. ¿Cómo acordar quién transita ese camino en un país que no puede cerrar debates simples, como batata o membrillo para el postre vigilante o quién merece estar en nuestros billetes de $100? ¿Roca, Evita, un ciervo?
Hace tiempo decidí pintar retratos de un cielo argentino que me gustaría alcanzar. En ese recorte, el mío, el bien se reduce al bien que ellas y ellos me entregaron, en forma de inspiración, alegría, admiración, risa o llanto.
Imagino el encuentro para poder agradecerles eso.
