«Padre Mugica»

Carlos Mugica era un rubio de familia bien. Con los mejores estudios, viajes y un futuro asegurado… Pero en su alma habitaban dos condiciones esenciales para la santidad: apertura al llamado y disposición a dar la vida. Por eso, su sacerdocio nada tiene que ver con en el apego a lo ritual o con conservar un orden. Es profundamente pastor; la suerte de sus ovejas es su desvelo.

Tarde lo descubrí porque en la iglesia que tiene como emblema una cruz no hablamos de los crucificados.

Conociendo su final, estas palabras que lo precedieron me angustian y deslumbran:

”Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición”.

Espero que pintarlo y contarlo resulte en buena nueva para alguien.